La promesa



Se levantó de la cama, sutilmente en sus labios se asomó una sonrisa y encendió la radio para
escuchar música a todo volumen. Frente al espejo vio a una mujer que había comprendido que la
vida era para ser feliz y disfrutarla, para amar y agradecer.
Sus hijos ya se habían ido al colegio, no quisieron despertarla porque sabían que su madre estaba
exhausta. Tomó entre sus manos una fotografía que le recordaba las últimas vacaciones que había
tenido junto a su familia un par de años atrás. Sus dos niños, eran un poco más pequeños y sus
caras la hicieron reír, su marido la abrazaba y ella se veía reluciente. Se sintió feliz por todo lo que
había logrado junto a ellos, por lo que había dado y recibido.
Con un poco de dificultad intentó bailar al compás de la música que se oía por toda la casa, pero
un mareo la detuvo. Respiró profundo y se dijo: - Ya pasará, ya estaré mejor-. Nuevamente se miró
al espejo, estaba mucho más delgada y la palidez de su rostro le recordó que se había prometido
vivir. Se colocó el pañuelo en la cabeza y miró el reloj. Ya era hora de marcharse, quería volver
temprano de la clínica para recibir a su familia con el almuerzo. Los esperaría para disfrutarlos y
agradecer, para enseñarles que podía ser feliz solamente con vivir un día más.






Autora: Norah Trigo

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